Tiramisú: Café, Ron y tu Espalda
Supongo que ahora debo acostumbrarme a tu indiferencia
No
como un castigo sino como una consecuencia,
Una
consecuencia de mi carácter y mi intolerancia infinita en mis decisiones.
Y
deberé enfrentarme todos los días a tu recuerdo cuando
Se
represente en objetos absurdos que no tienen nada que ver con nosotros,
Lo
cual es aún peor, porque entonces no sabré cuando aparecerás
Y
estaré desprotegida ante una escalera o un recipiente con mostaza.
Nada
de lo que he olvidado antes ha sido fácil, conforme pasa el tiempo
El
contenido de mis recuerdos se vuelve más específico y me cuesta más
Deshacerme
de algo único, eso que no se repetirá, una acción que sólo
vive en la memoria.
Y si te olvido entonces te perderé para siempre.
Y
ahora cada vez que tú me recuerdes tomarás un autobús en tu memoria
Y
te alejarás, como quién se exilia sólo de un poema o de una política.
Y
yo seguiré siendo yo pero en una fase de olvido.
Me
gusta esta depresión que no necesita ni médico ni amante.
Que se cura con algún
tiramisú de café, me curo entre menos cuento
nuestra historia y lo que paso. Me
gusta esta depresión tajante
que da por hecho que me has dejado para siempre,
porque a los
locos como yo necesitan cierta seguridad en los eventos de su
vida.
Entonces doy por hecho que hemos terminado.
Para
consolarme, digo otra vez que me gusta esta depresión.
Que disfruto tu
ausencia, que si realmente estuviera deprimido,
y supiera la localización
exacta de tu recuerdo en el esquema de mi cerebro,
ya me habría pegado un tiro.
Firmo,
Déjame olvidarte primero
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