Mi correspondencia es tu burla
5 de junio
del 2014.
Este juego ya
no me divierte señorita, este juego lo tengo atravesado día y noche y no me
deja avanzar en mis planes; porque no tengo valor para sacarla fuera de mi
cabeza y menos lo tengo para decírselo de frente. Sé que le parecerá extraña
esta carta porque ni siquiera yo sé todavía lo
que le voy a decir. Nos estamos distanciando, eso sí lo sé, pero lo que
más me preocupa es que tengo la sensación de perder algo; algo de que todas
formas no tengo. No la tengo señorita, ni lejos ni cerca.
Y como ya se
ha dado cuenta, he decidido reemplazar la conversación por las miradas, porque
me di cuenta que entre más le hablaba, más oportunidad tenía de burlarse de mi
porque se daba cuenta de lo loco que todavía estoy por usted. Ahora nos vemos a
los ojos y no decimos nada; y ya no sé
si usted me sigue la corriente o es que solo le conviene más esta nueva forma
de comunicación en la que no tiene que hacer mucho, más que clavar sus hermosos ojos en los míos.
Tan intenso siento todo esto, que solo hasta ahora soy capaz de comprender a
que se refería cuando me decía que por favor fuera discreto. Siento lo mismo
que usted, que los demás pueden darse cuenta de la tensión que hay entre los
dos, cuando me quedo esperando oír una palabra suya o cuando busco un pretexto
para regresar con la excusa de que he olvidado algo. Ya no soporto esta
situación señorita, hágame favor de ponerle fin o de decirme algo completamente
desolador para que yo pueda darme por vencido, pero ya no me mire así, como si
me estuviera pidiendo que le entregue mi mundo.
Firna Carol,
tienes esos brazos que dicen cosas, como el tatuaje de tu cuello.
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