Una de estas noches
Otra vez el mundo de los sueños nos reunió. Apareciste caminando a lo lejos en mi sueño. Te vi y estabas vestido de blanco. Como me dormí aún estresada, incomoda con los sucesos de mi día; soñé que estaba en problemas y que alguien me perseguía. Recuerdo que te hice señas y te anote mi número de teléfono en un papel para que me llamaras. En la siguiente escena de nuestro sueño aparecimos en un lugar que tenía mesas escolares, de esas que tienen una banca larga de plástico paralela a la forma de la mesa. Yo estaba sentada ahí y sin verte, llegaste y te sentaste detrás de mí. Te acercabas hacía mi por la espalda, hasta que nuestras espaldas quedaron pegadas, como si fuera un accidente. Por algún motivo, que casi creo cual es, estábamos ocultándonos entre la gente. Me preguntabas como estaba y me decías que todo estaría bien. Recuerdo que yo me quede recargada en ti, tocándote de la única forma posible en ese momento, sin verte la cara. Sabía que eras tú, alguna fuerza extraña que tiene que ver con el deseo, me lo dijo. Nos quedamos ahí por el resto de mi sueño, fingiendo ser desconocidos y por debajo de la mesa sin que nadie nos viera, tú me apretabas la mano.
Te cuento
esto para decirte, que soñarte es el resultado de que nos hayamos ausentado unos
días. Te cuento esto, por si por casualidad tú también has soñado conmigo una
de estas noches. Por si por casualidad oliste mi miedo y viniste a buscarme de
la única forma que encontramos más prudente, los sueños. Sé que eres un hombre
protector y que si esta comunicación de
las mentes y los subconscientes es real, cuando esté en peligro vendrás a buscarme
disfrazado de héroe. Sólo de eso si estoy segura.
Firma Carol,
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