A mano y jugando



Para una persona que se guía por los reflejos es fácil llevar la vida acabo. Basta que un coche rojo se estacione en el cajón seleccionado para tomar una decisión importante, igual que lanzar una moneda o tirar un dado.
Yo no llevo conmigo ningún número de la suerte y apenas caigo a la cuenta de que no lo he necesitado, si tuviera que elegir uno será el sesenta y nueve, dos números que se confunden a la hora de jugar cartas, dos números importantes para dormir y despertar, próximos en el reloj y poderosos en el campo del amor.
Quien lleva una vida llena de señales no cae en el arrepentimiento pues justo cuando se da cuenta de que se ha equivocado otra señal aparece a salvar la memoria y la reputación de la anterior y nos coloca de nuevo en el juego. –A mano y jugando- decimos con una cerveza en la mano.
Cambiamos lo importante por lo inseguro y llevamos en la mente una degenerada ilusión de que lo trágico nos vuelve a la vida, porque lo cierto es que la rutina nos mata. Preferimos ponernos la mano en el pecho por un amor incompleto que hacer trataos con amores baratos que al final no dejan huellas importantes.

 Somos el reflejo de lo que los demás quisieran hacer de ellos mismos, vivimos más aunque duremos menos. 



Firma Carol 
Soñar con tus ojos, besarte los labios 
https://www.youtube.com/watch?v=1JMrxyv8B_8

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