Haría de mi noche una historia pero no me acuerdo de nada
Me
desperté asustada porque no supe si sonó la alarma que pusimos o qué. Tenía que
ir a trabajar a las 9:00am. El principal problema fue que escuchaba voces allá
arriba, dormimos en un sótano lleno de plantas. Cuando íbamos camino a su casa
le dije que cuando despertará ya no me encontraría ahí, antes de acostarnos le
pregunté cómo llegaba a la avenida principal; me dijo – No inventes no te vayas
a ir así, yo te llevo-
Me
gusta desaparecer por las mañanas porque no es lo mismo llegar tarde sola que tarde
acompañada, y aunque eso no tenga sentido, me gusta no estar cuando despierten.
Todo es más fácil, nada de despedidas, nada de ‘me dio gusto que coincidiéramos’,
nada de teléfonos o mails, nada de ‘¿Cómo dices que te llamas?’.
Durante
el camino hablamos un poco de nosotros como herramienta para no quedarnos
dormidos mientras el conducía. Llegamos a su casa y me dijo que no bajará mis
cosas del auto, esa fue su manera de hacer que no escapara por la mañana.
Dormimos
una hora y el resto del tiempo desde que salimos del bar lo utilizamos en
diferentes actividades culturales. Esa era la segunda vez que nos veíamos en
toda nuestra vida, terminó llevándome a mi trabajo por la mañana porque
cuando quise salír de su cama sin que se diera cuenta me atrapó. Aun así nada
de teléfonos ni mails. Quizá un beso de despedida y espero no volverlo a ver.
Comentarios
Publicar un comentario