Estás bien loca - me dijiste-



Y sin darnos cuenta nos volvimos locos como se vuelven locos los locos.
Sin darnos cuenta.
Y primero nos pareció divertido pero luego ya no sabíamos
qué hacer con nuestros pensamientos y las ganas que nos sobraban
como a los ricos que les sobra el dinero.
Salimos a la calle y todo nos pareció más brillante que de costumbre y pensamos,
 de inmediato que esa era la mejor señal que habíamos tenido en mucho tiempo.
‘Más que de costumbre’. Porque la costumbre es horrible,
y te come los huesos y las uñas y te envejece de un segundo a otro,
 y yo quiero ser Forever Young. Por eso me afecta tanto la gente
que se sienta a comer con la costumbre.
Porque ella es una puta también.
 Te arranca la imaginación como sólo ellas saben hacerlo.
Estar con una prostituta no tiene caso. Si uno se siente sólo, no va a entrar a ‘otro lugar’ 
que aún está más solo. Y no estoy diciendo que ellas no tengan nada en el interior, 
sino que al final de la compra, no te quedas con nada.
 Y yo prefiero volverme loca que meterme en un lugar donde la gente
 se tome las cosas tan enserio, porque la gente que se toma la vida tan 
así de todas maneras se muere. Y yo no me quiero morir sin haberme 
vuelto loca, porque los locos disfrutan más, porque ven paisajes 
dónde los cuerdos sólo ven ruinas. Y aunque las putas sean ruinas, 
se le quita lo casual cuando les pagas.
 Por eso no les paguen, mejor llévennos a cenar.

Firma Carol.
Seguramente tu rubia favorita

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