"Que yo también me equivoqué de vida y llegué tarde pisándole a la primavera los talones, rodando en una escalera de pretextos, colgándome del brazo de todos los trenes que no van a Roma. Despegar, cruzarme de techo en techo todo el laberinto y mudarme a tu ombligo después porque ya es hora. Que si la última estación del mundo son tus ojos, todavía puedo respirar."

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