Coleccionas ciudades en tus bolsillos




Éste era una versión mía en masculino pero en otra ciudad. Tatuajes, arrogancia, intolerancia a lo cuadrado y coleccionista también.
Lo conocí un viernes y terminé por quererlo conocer el sábado siguiente, mi último día en la ciudad.

También me pidió que me quedará, pero alterar mis planes y terminar de asesinar mis ahorros.. No estaba tan segura de que valiera la pena por un desconocido que se parecía tanto a mí, que me daba miedo.

Le explique más o menos como era yo, le dije que me dedicaba a cosas que no tenían que ver una con la otra, y que eso me causaba mucho placer, que me enamoraba a cada ciudad que iba, al menos tres veces al día, que roncaba en las noches y que comía lento, no como los reptiles; que tenía un camuflaje especial en situaciones difíciles y que era más vanidosa de lo que parecía.

Me dijo que le sudaban mucho las manos y que no era normal. Y para romper el hielo le dije que me gustaban los enfermos y que no se preocupará, que ya era demasiado evidente que lo ponía nervioso.

Me llevo a turistear y eso fue algo que le agradecí más tarde, en su habitación tenía colección de licores, probé un Ron Africano que sabía deliciosamente a miel, (me recordó un poco a mí: dulce hasta que te acostumbras al sabor) , también degusté un vodka ruso que casi termina por matarme; me dijo que valía la pena morir por eso, que lo trajo desde lejos, para ser exacta de una feria de Japón en la que él promociono el tequila que produce en sus tiempos libres.

Me emocioné mucho al ver una botella en forma de revolver que tenía y le dije que me la vendiera. Luego comenzó a sacar llaveros con la misma forma and I was so excited, él último era bastante especial, venía de San Francisco, me lo puso en la mano y me dijo: Dispara

Él mismo empaco todo eso y lo guardo en mi pequeña maleta, dijo que eran regalos que cuando vio mi tatuaje supo que yo debía tenernos más que él.

Al final regresé a casa sin los obsequios, los deje en su escritorio para que los viera después y se acordará de mí, y que el recuerdo se fuera volviendo  insoportable y fastidioso hasta que terminará guardándolos en la oscuridad de un cajón llamado Abril.

Firma Carol
Extraño los mariachis y a mi tequila man.

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