Benditas las noches






Hasta apenas ahora tengo de tiempo de sentarme a escribirte; 
de pensar que puedo decir de ti que tú no sepas, 
de cómo te describiría. 
Por ahora, desearía que estuvieras aquí para decirte, 
que tú me recuerdas a las plantas que renuevan el oxígeno. 
Específicamente mi oxígeno. 
Que te extraño, que a veces te necesito para que 
me saques del contexto en el que vivo, que me llenes
de tus cosas y de tu libertad. 
Que tu sentido del humor es la mejor versión de ti. 
No creas que no siento extraño de saber que leerás esto,
o de repetirte de nuevo que desde que te conocí no
has dejado de ser un placer. 
Que la distancia me vuelve estúpida e insoportable, 
y que ese es otro síntoma más de que deseo tu
presencia más de una vez al mes. Y que espero que 
esta buena racha de ti, no se acabe. Supongo que estás
 sonriendo o algo parecido mientras lees esto, 
supongo que te estas imaginando mi voz, como cuando
te llamo para leerte poesía para que no me olvides o 
con la intención también, de que te llenes de mí; 
y de encontrar otro medio distinto para conectarme contigo. 
Te tengo adentro de mí, como aquella noche y como las siguientes. 
Ven a mí, te puedo, aquí te estoy esperando. 


Firma Carol, 

Róbame en tu ciudad 

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