Ya ves qué tontería,

me gusta escribir tu nombre,

llenar papeles con tu nombre,

llenar el aire con tu nombre;

decir a los niños tu nombre

escribir a mi padre muerto


y contarle que te llamas así.


Me creo que siempre que lo digo me oyes.


Me creo que da buena suerte;


Voy por las calles tan contenta


y no llevo encima nada más que tu nombre.


Mi locura sería olvidarme de todo,


de las 24 letras restantes, de los números,


de los libros leídos, de los versos creados.


Saludar con tu nombre.


Pedir pan con tu nombre.


–Siempre dice lo mismo– dirían a mi paso,


y yo, tan orgullosa, tan feliz, tan campante.


Y me iré al otro mundo con tu nombre en mi boca,


a todas las preguntas responderé tu nombre


–los jueces y los santos no van a entender nada–.


Dios me condenaría a decirlo sin parar para siempre.

-Gloria Fuertes



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