Cartas a Daniel: 
"Querida abuela: Conocí a una niña mala, tan mala, que me enamoró y me hace polvo en la cama cada vez que tiene oportunidad.” Por supuesto que no le enviaría ese texto a la mujer que me crió, mi amor. No es el tipo de persona que se lo tomaría con tranquilidad. Conociéndola frunciría el ceño y se haría la que no leyó nada, pero en su mente tendría un montón de prejuicios y telarañas; le daría un breve trago a su té y seguiría jugando cartas, con sus inseparables amigas aristócratas (que nunca me han agradado en su totalidad). Comencé a escribir el mensaje entonces: “Abuela, iré a Londres la siguiente semana. Haz una reservación para tres, por favor. Estoy ansioso por presentarte a alguien.”
Alberto B.

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