Nota #45

Él día que secuestraron a mi mamá, cuando al fin y
por azar me miré en el espejo, tenía la cara verde,
verde como la sabila.
Cuando salí al porche a fumar (como diez veces)
tenía impregnado un olor a pepino, a fruta.
Sin duda me estaba volviendo loca





Te quiero mamá, hay que ponernos nuestro tatuaje antes de que otra cosa pase.

Comentarios

Entradas populares