Por ahí dijo alguien






Por ahí dijo Borges que –Todo encuentro casual es una cita-, no hay duda de eso mientras no nos preguntemos que propósito tienen toparnos con gente que no conocemos; y no nos importa hasta que pasamos de que un cualquier desorientado nos pregunte la dirección de una calle, hasta que nos topamos a alguien a quien le podemos sacar oro.
Ya no me pregunto para que tuve esa cita casual, sino más bien cuando volverá a ser la siguiente. Supongamos, que el tiempo y el espacio nos reúnen de nuevo y que hagamos lo que tengamos que hacer para ya no volvernos a encontrar con la casualidad sino con la aspiración de vernos de nuevo. Esa ambición nos hará llegar a una hora en cierto lugar específico y ahí, si tengo suerte, comenzará la segunda ronda de nuestras citas, ya no casuales.
Supongamos que hablamos de nuestras vidas (pero no demasiado), que nos tomamos un café, que nos vamos acostumbrando a nuestras presencias y formas de ser, a nuestro horario, a la ligereza con que la que tomemos las cosas, a la frecuencia con la que visitamos ciertos lugares. Supongamos que del aburrimiento o del antojo salgamos tomados de la mano, y que ya te sientas tú un poco de mí y yo un poquito tuya y que al final, yo muy sínicamente tenga que hacer esa pregunta: ¿En qué momento te vi por primera vez y de pronto ya tengo la certeza de verte al día siguiente?.  Y que quede claro, que cuando uno pregunta ¿En qué momento..?, significa porque, a qué horas, donde, cuando, con permiso de quién, cómo, qué tuve que hacer yo, que tuviste que hacer tú y que no hemos hecho para que yo deje de imaginar que nos tomamos un café en vez de estárnoslo tomando justo ahorita. 

Firma Carol, 
éste es un ensayo más bien de lo volada que soy, y de lo rápido que me dan ganas de volver a ver a los hombres, en general.



Comentarios

Entradas populares