Siempre llegaba tarde a todos lados, a camas y corazones. A besos y abrazos, a reuniones. Yo la que siempre llegaba tarde estaba a tiempo en tu vida, sin saberlo, sin sospecharlo, mi retraso fue perfecto para la puntualidad de tu alma, para tu puntual suceder.

– Oníronauta, Mercedes Reyes Arteaga

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