Antes de cierta persona estuvo la mujer eclipse. La llamaba así por su culo. No había ni luna, ni sol, si estaba delante. Ni estrellas, ni nubes. Ni vida inteligente a cien metros de distancia de sus prominentes nalgas. Que como no podía comerme el mundo le comía el coño y sinceramente tampoco había tanta diferencia.
— Ernesto Pérez Vallejo

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