La basura de la memoria



Me da pereza ordenar mi habitación, porque como dice mi mamá, soy un ratón que guarda ‘ hasta lo qué no’. Tanto en mi memoria como en mis aposentos lo tengo todo, aunque desordenado, está aquí presente, como el clima y como el polvo. Cuando me propongo desechar lo que no sirve de este lugar, mis pertenencias, aunque mucha basura, temen por su vida y por su propósito, temen por no haber cumplido el propósito de estar en mi vida. Y lo entiendo, a veces soy muy estúpida para las señales sencillas, quizá es porque me acostumbre a lo difícil y ahora soy la profesional analizando situaciones y movimientos corporales. Que chingados, no me gustan las cosas fáciles. Entonces tomo una bolsa, y comienzo a abrir y cerrar cajones para doblar y desdoblar papeles. Me doy cuenta fácilmente de lo que debo tirar, a veces hasta botellas que coleccione durante mucho tiempo y en menos de media hora ya llene tres bolsas de desperdicios y recuerdos que ya nadie quiere recordar, y ese es el puto problema ¿Por qué mientras van aconteciendo los  hechos, conociendo personas, buscándome problemas, no soy capaz, al igual que con la basura, de sacarlos de mi vida, por completo y al instante?

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