Su recuerdo es un sacrificio que hago todos los días. Y me llevo entre las patas muchas cosas, que a veces no son mías, y por eso es que me despreocupo. Y casi no le recuerdo pero cuando me engancha es muy difícil escapar ilesa .Mi cerebro recuerda y mi cuerpo tambíen. A veces lo sueño, y en mis sueños también lo pierdo como en la realidad. Igual me equivoco e igual digo cosas que no quería decir, igual siento celos. Todo están vivido que cuando despierto, siento haber estado viviendo en una realidad paralela, la realidad de los fracasos. Siempre he pensado que el infierno es así, uno sentado en el mismo banco en el que falló. La repetición de los errores, de los accidentes. Prisioneros de lo que no hicimos. El infierno es así, el mismo lugar pero hecho pedazos.
Mi mente construye en mis sueños su oficina, su casa y todo lo que tenga que ver con él. Recopila su rechazo y me hace reina de su orgullo. Y no lo soporto. Es que no puedo soportarlo dos veces, no después de que ya me crucifiqué lo suficiente  por lo que nos pasó. 

Firma Carol,
fugitiva del infierno.

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