Damas chinas






Se había pasado su vida sin saber lo que eran las prioridades, 
todos los días llenaba agendas y redactaba documentos importantes, 
pero no sabía que debía hacer con su vida y con las cosas que merecían dedicación. Así que ahí estaba sentado como chimpancé egoísta en una silla incomoda en el aeropuerto.  Sin saber con quien hacer, lo que tenía ganas de hacer.
Si veía a la primera dama en cuestión, sería probable que desde ese momento los aeropuertos y las salas de espera tomaran un sabor dulce y a la vez amarguísimo. No sabía y sin embargo había colocado por tercera vez las cosas en una balanza manipulada por el pasado. Era una balanza injusta y el estaba siendo un juez corrupto. Si veía a la segunda dama en cuestión, seguro serían a la cama. Aún no estaba seguro, pero tenía la certeza de que en tres horas con ella, haría grandes cosas. Sin embargo, no sabía que era lo que deseaba más, echarse un polvo o compartir la comida con el amor de su vida.
Si se iba con la primera dama en cuestión, seguro tendría una depresión desmedida al día siguiente, 
se sentiría solo, estúpido y sin proyectos en la puerta. Si se iba con la segunda dama en cuestión, habría de abordar el avión con una sonrisa de acabar de follar.

Firma Carol,
me encantan los cuentos, casi siempre más los míos



Comentarios

  1. Un dilema..., me quedo pensando con qué dama se habría ido. Buen final abierto.
    Saludos

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