Tú eres el pretexto y yo la justificación
Me sorprendió
con que rapidez y con qué confianza comenzamos a llamarnos por nuestros nombres
y como pasamos súbitamente de las preguntas arbitrarías a las trascendentales. Sin
duda, hemos evolucionado: incluso ahora en mis sueños ya puedo mencionar tu nombre.
Ya eres un personaje con un nombre fijo y no aquel que se aparecía de repente,
en un sueño que nada tenía que ver con la naturaleza que nos une, y además con
un nombre y un rostro que no eran tuyos.
No eres más el hombre sin nombre del que hablaría unos meses atrás, aunque la única diferencia sea esa, casi invisible: de la proximidad. Por ahora se lo suficiente de ti, y solo en un caso extremo me atrevería, cuando alguien hable de sujetos como tú, o de cualquier cosa que me recuerde a ti, solo en ese caso, diría que te conozco. Diría cualquier cosa de ti, con tanta seguridad que después de que callará, esperaría a que aparecerías, como si te estuviera llamado con la mente.
No eres más el hombre sin nombre del que hablaría unos meses atrás, aunque la única diferencia sea esa, casi invisible: de la proximidad. Por ahora se lo suficiente de ti, y solo en un caso extremo me atrevería, cuando alguien hable de sujetos como tú, o de cualquier cosa que me recuerde a ti, solo en ese caso, diría que te conozco. Diría cualquier cosa de ti, con tanta seguridad que después de que callará, esperaría a que aparecerías, como si te estuviera llamado con la mente.
Por eso es que digo que sobre ti, sé lo
suficiente, porque me conozco y se por qué motivos hago las cosas cuando las
hago. Y sé, casi perfectamente, que tú serías esa clase de cosa que yo haría
por venganza o por despecho. Porque cuando no tengo la suficiente valentía para
hacer algo, o cuando no tengo suficientes buenos motivos para llevar a cabo un
plan, acudo a la venganza, esa que nunca falla y que me alienta a hacer.
La venganza es un importante catalizador en mi vida, aunque no sea tan intenso como la palabra lo indica, siempre me ha servido como un pretexto, o quizá hasta una justificación.
Tú eres esa
clase de motivo cobarde al cual acudiría en una noche de borrachera. Por eso es
que es mejor que no sepa dónde vives o donde puedo encontrarte: No seriamos más
que dos viciosos vengándose del mundo, de la historia, de la lógica y de la
moral.La venganza es un importante catalizador en mi vida, aunque no sea tan intenso como la palabra lo indica, siempre me ha servido como un pretexto, o quizá hasta una justificación.
ayayayaya como me inspiras caray!
Entra en mis favoritos definitivamente, me encanta como escribes. :) un abrazo linda
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