Asuntos inconclusos

31 de julio

L:

Tanta diferencia de tiempo entre este recado y el último. Me ha gustado tener que escribirle menos y poder hablar más, frente a su cara, cerca de sus manos, en la atmosfera de su tímido olor.    Sin embargo no todo se puede decir de frente, o al menos aún no llegamos a ese punto de confianza que sugiere la conversación.

Lo que le quiero decir ahora, en medio de la barra de mi cocina, que es la suya, aturdido por la gotera del garrafón de agua, enfrente de los chiles secos, al lado del refrigerador, con esta pluma que alguien me presto y me terminé robando; lo que le quiero decir es que usted se encuentre en las situaciones que ni siquiera me competen y que eso ya es bastante grave.

Nunca he sido un hombre listo más bien me dejo llevar, y aquí entra el otro tema que no debería competerle, pero allí está usted, parada con la inocencia de quien ignora el efecto mariposa. Le confieso que hace meses, casi un año que no probaba una sola gota del alcohol. Resulta que meses, casi un año resulta bastante tiempo para alguien que se priva de sus placeres favoritos. Pero ese no es el punto, resulta que el otro día me emborrache y me di cuenta de muchas cosas que por poco ignoro para siempre. La primera es que ya no me gusta tanto el licor, seguramente, ha de pensar con todo esto que le digo, que yo fui un alcohólico y que estoy en vísperas de volver a caer. Me produce placer decirle que nunca fui uno de esos, pero que esa noche, me emborrache tan solo de pensarla y de saberla lejos. ¿Podrá usted creer que me emborrache solo con dos copitas?. Pues créalo, no tomé más de eso. Sin embargo, todo ese tiempo que estuve frente a mi copa, en una reunión en la que no quería estar, pensé sin ataduras, en usted. Estoy seguro que me veía como un tipo que piensa en el abismo que lo separa de su mujer. Estoy seguro porque justo en ese pensaba. Lo que quiero decirle es que si hubiera tenido su teléfono, ese mismo que no me ha querido dar, le habría pedido que (...)

Firma Carol,

hay ciertas cosas que no se terminan, porque se acaban las ganas, el tiempo y las buenas intenciones