Me gustan los paréntesis
Los libros de autoayuda dicen que el miedo es uno mismo, que nuestro peor enemigo está en nuestro interior. Yo todavía creo que es una idea barata, pero tampoco puedo explicarlo tan claramente como para hacerle frente a todos los libros motivacionales que nos alientan a pelear contra nosotros mismos diariamente en una batalla perpetua y sin fin. Ni siquiera creo que eso nos lleve a descubrir quiénes somos en realidad, ¿Acaso quien vivió toda su vida descubriendo desde cuando y donde venían sus miedo, le quedo tiempo para descubrir que cosas le hacían vibrar de vida?.
De todas formas es difícil hablar
del miedo y aunque las secuelas son casi eternas, hay distintas y diferentes
categorías del miedo. Esta el miedo que te impulsa a hacer las cosas; yo le temo
más al arrepentimiento que pudiera sentir después por no haber hecho algo que en
verdad quería hacer, ya no digamos que sea miedo sino pánico. También creo que
le tememos más a estar solos y a veces pedimos perdón por eso, no vaya a ser
que el plazo de reconciliación se acabe y perdamos para siempre la presencia
deseada. (Octubre es buen mes para pedir perdón)
Que cabrón
es el miedo, que mi mamá jamás querrá volver a la ciudad maldita en donde la
abandonaron aquel lunes del secuestro; ese mismo miedo de inmediato me contagia
y se estaciona debajo de mi nuca haciendo que cada miembro de mi familia
tiemble al escuchar el nombre de la ciudad de nuestro queridísimo gobernador.
Hay de miedos a miedo, hay de consecuencias a tropezones
(intencionados) y hay que ser muy ridículos para estacionarnos en un lugar azul
(ustedes saben cuál) a pensar en qué estrategia usaremos ese día para vivir con
nosotros mismos, y como dicen luego, con nuestros miedos y nuestros demonios.
Cuando yo me levanto, me levanto con todo. Pero no con esa frase maravillosa
que hace alusión a la actitud –¡Vamos con todo!; me levanto con todos mis
defectos, con las diez cosas que odio de mi (obviamente hay más de diez, quizá diez
al cuadrado), con mis tatuajes, con mis achaques, con mis libras de mas, con
mis lagañas, con mis sueños (siempre los recuerdo todos, hay sus excepciones
cuando me duermo muy borracha), con mis planes y con la consciencia de todo lo
que tengo que hacer en ese día, como ven, levantando todas esas cosas no es
posible que yo me quiera quedar parada pensando cómo voy a combatir contra mí
misma, quizá diga alguna grosería y continué, por ejemplo –Hoy me levante bien
temprano, nada más para chingar-
Firma Carol,
¿No crees que la "autoayuda" radica en seguir vivos?
ResponderEliminarSi no, apaga y vámonos.