Sin las abejas no seríamos posibles
Él la lleno de una miel silvestre
que cualquiera habría encontrado para dar. De a diario con algún pretexto
maligno le dejaba caer un chorrito de miel, con alguna palabra, con algún gesto
domestico pero cariñoso la cubría en los lugares abandonados. Esa estrategia le
resultaba generosa, puesto que en la piel de ella, había grietas que el clima,
por sí solo, nadie más, había dejado. Otro día, con alguna otra excusa, otro
chorro de miel le escurría por la espalda; en una mañana fría, con el calor de
sus –buenos días- un golpe se amortiguaba.
Esa miel le quitaba la comezón
que le producía bañarse con agua muy caliente cuando algo quería olvidar, esa
miel de él restauraba como no lo habría imaginado, porque la miel no es nada
para quien no pone atención. Cómo iban a ser las cosas, que él tampoco
pensaría, al menos no en el momento, que esas atenciones minúsculas pero
constantes se convertirían en miel, bálsamo natural, para las pieles perdidas.
Transcurrieron
mañanas y noches en las que aquel hombre que no era apicultor, sino lo
contrario, se hacía presente por una fuerza que ni él ni ella comprendían.
Querían conocerse y los conductos que usaron les sirvieron al principio, pero
después los traicionaron: se conocieron a medias, como se exploran las cosas
dudosas, las cosas oscuras, los bienes amados. Al final, todas esas ganas
acumuladas y bien construidas, tuvieron que usarlas para repelerse. Él tuvo que
volver con la abeja reina, a un reino al que se le quería solo porque le
necesitaban: el destino de los hombres ajenos, que por un error del pasado
quedaron atados. Esos mundos que desde lejos se unieron, desde lejos tuvieron
que separarse. Toda la miel que él había derramado sobre ella quedo congelada
por el frio del abandono, y así tiesa y pegada al cuerpo, nada ni nadie, podía
quitársela. Hacía falta algo más que unas garras, quizá un cincel, el cincel de
otro hombre que no viniera de un mundo donde ya había reina.
Es hermoso, la analogía de tus versos con la dulzura de la realidad
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