Eres el búfalo de mi noche
Tenías razón, como ibas a quererme si soy una
loca. Si cuando te aparecías en mi puerta ni siquiera podía sonreírte, porque
la sonrisa, esa mueca: es algo que siempre me ha costado mucho trabajo; y nada más
de imaginar cómo sería tener que explicarte todo eso, me fatigo. Así que tu decisión
fue la más sensata; como ibas a quererme si soy más bipolar que el clima de
marzo, si ver una foto de otros me causa tristeza, si algunas tragedias me
parecen benditas, si navego con bandera de melancólica para que cuando me
conozcan no se sorprendan de que tengo un ancla del hierro más duro justo en el
corazón del pasado.
Como ibas a acostumbrarte a mí si tu seguridad
era la rutina, si lo desconocido te daba pánico, si usabas la palabra –loca-
como un adjetivo lejano, como algo imposible, como si nunca hubieras leído un
libro en donde compararan los sentimientos con animales. Que importante me
parece ahora tener que decirte, que eres el búfalo de mi noche, que yo soy el hipopótamo
que dejo huérfano Pablo Escobar, que soy la abeja sin reino, que eres el
caballo que gime tendido, de un cólico mortal. Pero soy una loca desconocida de
las cosas y de los lugares, y me da miedo mi propia ciudad, más miedo que el que
me provocan las segundas oportunidades, porque no hay mayor compromiso que el
segundo chance, cuando lo das y te lo dan, porque una cosa es equivocarse la
primera vez por ensayo, casi por obligación; pero la segunda vez es otra cosa
distinta, es de vida o muerte.
Que importante
me parece ahora decirte, que esa segunda oportunidad sería lo más valioso de mi
vida, por el simple placer de la posibilidad de equivocarme y perderlo todo como
hasta ahora, en un santiamén y con los ojos cerrados y volver a decirnos
nuestros nombres, y que yo no me atreva a pronunciarlo, una segunda oportunidad
como la del primer beso, cuando pensé que
me había quedado sin tu boca para siempre, esa vez que fue la última y la primera
que por esa misma razón; fue mortal.
Firma Carol,
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