Reina del drama
Lo peor es sentirse haber llegado tarde, tarde a la vida de
alguien, tarde a las oportunidades, tarde a los sentimientos, tarde al perdón.
Nadie ha inventado todavía la máquina del tiempo, yo no creo que sea por la
imposibilidad de la operación sino por el desorden que causaríamos. Somos unos
irresponsables de las consecuencias, sí así no medimos el alcance de nuestros
actos, menos si supiéramos que podríamos corregirlos.
Yo que he llegado barrida a la vida de alguien tantas veces
ahora siento que he nacido a deshora, que desde que estoy ya vengo tarde, que
yo inventé la impuntualidad. Es tanta la mala suerte que cada vez que conozco a
alguien siento la necesidad de preguntar -¿Qué hora traes?- . Y sí, es cierto
que con el tiempo esa se ha vuelto mi cuartada igual que cuando alego que lo
que hago lo hago para mi propia literatura, sin importarme a quien me llevo
entre las patas y todavía tengo el cinismo de decir –Me gustas parta mi próximo
personaje- cuando tengo que disfrazar lo que es verdad, utilizo a las personas
para el beneficio de mi narrativa.
Navego con bandera
de que el tiempo se me acaba y ando haciendo una tras otra, las cosas al
trancazo. Me ha tocado llegar diez años tarde a la vida de alguien, ocho meses
de retardo a la boda que debía ser mía, minutos tarde antes de que una gran
coincidencia sucediera. El problema es contabilizarlos, diría sin esfuerzo el
que a menudo se siente traicionado por los números. El problema es tomárselo
personal diría el que nunca se compromete demasiado, el problema es que a
veces, muy seguido: no vivo en el mundo real diría mi otro yo.
Hay personas que quisiéramos que tuvieran diez años menos,
Carol
Comentarios
Publicar un comentario