En vez de manos, tenazas
De verás se lo digo, ya pensé como será cuando le tome la mano, cuando me acompañe a la paquetería, cuando nos besemos por primera vez. Es posible que me equivoque si de manera alterna usted ya ha pensando en lo mismo y se me adelantes a los planes. Sí es que va a besarme tal y como quiero no tengo problema en que nuevamente me interrumpa con su talento.
También he pensado
como iré a decirle que me gusta escribir y que por lo tanto, le he escrito. Lo natural
será que me pregunte sobre qué, cuándo y porque lo he hecho; yo habré de
contestar, sin misterios ni nada, sobre usted, cada vez que quiero y porque sí.
Sí eso no basta y si con alguna artimaña me convence, tal vez le muestre algún
texto que le haya dedicado aunque sea inventado o imaginario. Casi puedo decir
que lo amará, que se sentirá el hombre más –musa- del mundo, que me dirá –Nadie
nunca me había escrito algo- como han dicho los otros que a veces, de vez en
cuando, también me inspiran.
Entonces me pedirá que le muestre otro, otro en el que
usted sea el personaje principal, igual que me pedirá que le vuelva a tomar la
mano, que lo bese como nadie nunca tampoco lo había besado. Nos comeremos las
preguntas a besos y cuando hayamos terminado, las respuestas vendrán solas como
las moscas vienen a la comida descompuesta.
Seremos dos insectos queriéndose acariciar con las manos, que como castigo, se han vuelto tenazas. Nos tocaremos con miedo, con miedo de rompernos con miedo de que la
caricia abra un abismo, todavía más imposible, entre los dos.
Yo he imaginado que estás desaparecido planeando un pic nic para los dos
Firma Carol
Comentarios
Publicar un comentario