La red de nosotros




 Me gusta conocer gente culta y me gusta tu apariencia ¿Eso es importante?- me dijo en medio de una conversación por escrito que habíamos estado intercambiando toda la mañana. Sin darnos cuenta caímos en la red de la necesidad de comunicarnos cuando al instante de haber enviado un mensaje ya teníamos una respuesta. Nos escribimos como adolescentes cuidando los puntos, las comas y los signos de interrogación, a veces contestándonos una pregunta con otra pregunta, a ratos imaginando nuestras caras a través del teléfono móvil sonriendo con la novedad y la sorpresa de ser nosotros.
- Es relativo ¿Importante para qué? – le contesté yo. Anteriormente hablábamos de libros y librerías pero cuando el silencio se hizo grande después de ese mensaje, nos dimos cuenta que esa era una pregunta difícil de contestar, que era una interrogante sin respuesta qué es la clase de cuestionamiento que no se puede contestar sino hasta después de mucho tiempo. La respuesta iba a ser definitiva.

            Yo quería contestar que podía ser importante pero no útil. Que tenía una importancia intangible, que si estaba o si no, no había diferencia.  Ya estaba a punto de amargarnos las respuestas con mi sentido de la realidad, la franqueza y el drama; ya estaba a punto de decir que podía ser importante para los que tenían horizonte pero que para nosotros no. Porque una chingada era lo único que íbamos a obtener si íbamos a querer andar jugando a las escondidas, a los misterios, a los mensajitos, a los –Voy en cinco minutos, te veo en la esquina-. ¿Pero quién era yo para ponerle el pie en el cuello a sus ganas de ser un romántico? Si lo que yo quería era que se muriera por mí. 

A veces le pongo reglas a los juegos de los otros para contrarrestar lo puta que soy :) 

Aquí riéndome, claro. 
Carol 

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