Retiros espirituales
A junio
Estoy borracha y a esta hora todavía sigo pensando en que
no es posible extrañarte. ¿Qué andarás haciendo? Todo el fin de semana me lo
pregunté, pensando en que tal vez estabas reparando la puerta del almacén que
había roto sin querer el velador, que seguías preguntándote porque seguía
llorando el cachorro que acabas de adoptar, que andabas asoleándote bajo un sol
que esta vez, no tenía nada que ver conmigo. Tendría que haber tomado tu
ausencia como un retiro espiritual de nosotros, pero no pude. Descubrí que
conversando con alguien sobre ti me resultaba, después de nuestro malentendido,
más agotador que discutir contigo. Supongo que es normal querer pensar que
andabas allá por tus rumbos pensando en mí, analizando a fondo las ventajas y
las desventajas de querernos. ¿Es tan difícil tomar el teléfono y escribir lo
que sea? Después de dos mensajes que superan mi orgullo no puedes estar
esperando que mande algo diciendo buenas noches. De todas formas estoy borracha
y en este vasito con hielos encuentro valor para escribirte y tal vez más
tarde, te envíe esto.
Quise felicitarte por el día del padre pero me no pude (Mi
fin de semana estuvo lleno de cosas que no pude hacer) si hubieras contestado
solamente “Gracias” me habría dolido tanto como ser huérfana. Y dentro de todo
lo que pensé yo solo quise que no te sintieras solo o al menos que tu soledad
no se acercará al significado de la mía. Mi soledad es mayor porque estoy
preocupada de que tú te sientas solo, nomás de saber que no puedo estar contigo,
piensa en lo difícil que eso es. Imagínate lo complicado que me resulta este
retiro obligado por que el que ambos nos hicimos pasar.
En un solo día me descubrí tres veces haciendo planes
imaginarios contigo, ir a un restaurant que acaban de abrir en la Calle Octava
y Constitución, probar una cerveza artesanal y adivinar si tu cara sería la
misma que yo hice cuando la trague y si dirías lo mismo que dije – Con tres de
estás y me sacan cargando de aquí-. Todas esas cosas tontas pensé en tu
ausencia en la que a veces sentía que se formaba alguna pausa, quise pensar,
por ejemplo que dentro de ese lapso en el que te sentía cerca era porque tú me
pensabas tan fuertemente, que el respiro entre tus ganas de verme llegaba hasta
a mí. Si no encuentras sentido en lo que digo recuerda que estoy borracha, que
cuando estoy borracha pierdo el orgullo y que eso es tan conveniente para el
mundo que al día siguiente fácilmente me podría arrepentir.
Pensaba que te sentías solo porque yo me sentía sola y eso
me preocupaba porque dentro de esa soledad yo estuve a punto de hacer una
locura. Pero fíjate, me detuve. Me detuve porque de por sí ya estamos en una
cuerda floja y yo todavía deseo que el malentendido del martes no nos cause una
baja grave; que no sea tan importante como para que decidas retirarte y huir de
mi vida para siempre. Cuando iba yo a pensar que con esto me iba a dar cuenta
de tantas cosas, que imagine nuestro encuentro e imagine que te diría que lo
que hacía lo hacía mal porque me gustas demasiado y no quiero (quería)
equivocarme, que siempre cometo el error de pensar demasiado las cosas. Me
preguntaste -¿Qué es lo que no te gusta de ti? – y yo solo dije que muchas
cosas sin saber exactamente qué contestar, pues bien, ahora te escribo esto
para decirte la respuesta, por si algo pasa y para que no te quedes con la duda
¿Lo ves? Ya estoy pensando en todas las posibilidades: Lo que odio de mi es que
jamás disfruto las cosas por estar pensando en que pasará después. Y eso, básicamente,
me tiene en el traste. Borracha pensando
en ti, pensando en que no es posible extrañar tanto a quien a apenas se le
conoce.
Quería irse de él para volver con más fuerza
Carol.
Comentarios
Publicar un comentario