Last winter
Cuánto tuve que rogarte aquella vez para que vinieras a
darme un beso y ahora has venido solo, sin que nadie te llamara, tantos meses
después. Qué ibas a hacer sino reírte de eso y de lo irónico que era que ambos
sintiéramos el frio intenso de la estación en donde nos conocimos ahora en
pleno verano. Supongo que yo tenía razón, la gente vuelve cuando comienza a
sentir la escases, la asfixia, la sensación de que las cosas se vuelven otra
versión de lo que uno quiere. De pie en la misma esquina, esperándome con la
misma oscuridad provocada, aguardando ese beso mío que para ti era igual a una
promesa, una promesa de que podías volver a mi cuando sintieras que las noches
te aplastaban contra la cama.
Y pensándolo bien, días antes de que aparecieras yo ya
andaba presintiendo tu presencia. Como antes, traía la sensación de que alguien
me seguía hasta la puerta de mi casa, saliendo de un restaurant se me figuro
verte de espaldas y cuando quise asegurarme la figura fueras tú o no, se había
marchado. Un par de días después mientras miraba como una presa por los
retrovisores, una canción que te gustaba apareció de súbito en la radio. Con
tantas señales de ti yo me levanté un martes pensando que algo malo te había
pasado y ese mismo día apareciste. –Te llamé con el pensamiento- te dije – Yo llevo
llamándote ocho meses completos- contestaste y nos abrazamos afuera de mi
oficina, más tarde ese abrazo absurdo a mí me resoplaba en los oídos como si un
búfalo me estuviera olfateando los pensamientos y yo dormida trataba de
repelerlo diciendo que esto ya no me importaba ni la mitad de lo que me
importaba el invierno pasado.
Firma Carol,
Dine que dormiste sola el fin de semana, por favor
Decia su mensaje
Firma Carol,
Dine que dormiste sola el fin de semana, por favor
Decia su mensaje
Comentarios
Publicar un comentario