Más adelante hay retorno
Las personas felices dicen gracias y buenos días. Le dan el
paso a un peatón y casi siempre a un perro. Circulan con la certeza de que van
en el camino correcto porque saben que siempre, más adelante, habrá un retorno
sí es que están equivocados. Estas personas son extrañas, cuando dan alguna
indicación agregan detalles importantes que las otras personas pasan
desapercibidas y es eso lo que les da la simpatía que los perdidos necesitan.
Las personas felices entran a los hoteles y devoran las
sabanas. Se miran en los espejos empañados y escriben sus nombres en el cancel
de la regadera que siempre es transparente. No tienen miedo de desnudarse
porque saben que lo que para los ojos de alguien resulta un defecto para otro
termina siendo un placer. Las personas felices bajan a desayunar y se comen al
mundo acompañado de un café con cuatro cucharadas de azúcar.
Las personas felices le bailan y le cantan a la Virgen. Saludan
a los papás de la muchacha con la que se acaban de acostar. Desenredan las
series de focos de navidad sin dejarlos caer el piso y visten suéteres de
rombos. Usan lentes de sol y se operan los ojos. Hacen chistes y se ríen de
ellos mismos. Toman fotos borrosas y luego las mandan. Hornean pizzas, compran
cerveza y descomponen los calentones. Se cambian el nombre y se enojan. Hablan
de sus antiguos amores y están agradecidos siempre. Siempre, siempre, siempre,
porque son personas felices.
Buenos días y gracias
Carol.
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