Pídeme una segunda oportunidad
Los hombres
cobardes llegan a los tobillos de las mujeres por las buenas y se van sin
despedirse. No tienen colgados premios en las paredes de sus corazones y las
uñas clavadas en sus espaldas se borran en la primera regadera en la que se
meten.
Los hombres
cobardes se tropiezan con los propios pies de su ego y se arrepienten después: cuando
quieren volver ya es muy tarde. Les dieron una segunda oportunidad que no
vieron, como no vieron con que paciencia esas
manos le acariciaron una noche de septiembre.
Los hombres
cobardes se quedan atrapados en amores que no se atreven a dar el segundo paso.
Están prisioneros en amores pobres, minúsculos e insuficientes. Desvisten a la
mujer equivocada y por las noches sueñan con la correcta pensando que es una
pesadilla.
Los hombres cobardes son idiotas porque se refugian en
su cabeza y dicen palabras vacías que las mujeres valientes se toman enserio
mientras les esperan en los portales y en las cafeterías y al final del día le
cuentan a alguien que han encontrado a un hombre que vale la pena aunque éste
viva cuidándose de no bajar la guardiaLa cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias,
se quedan allí.
Firma Carol
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