Los buenos amigos
Lo peor que un amigo puede hacer por ti es darte un mal consejo. Tratar de persuadirte para que no hagas algo solo porque su corazón no lo entiende, o porque a él no se le ha presentado la oportunidad. La mayor parte de la amistad tiene negocio en el peligro y con la disposición que alguien tiene para ayudarte a hacer una estrategia aunque estés a punto de echarlo todo a perder. Si hay un amigo al que le tienes que explicar demasiado para que te dé una opinión, búscate a otro. Las aventuras no se piensan demasiado y un buen cómplice te impulsa a la acción aunque después tenga que hacerte curación cada domingo por la tarde.
No confíes nunca en alguien que te dice que te andes con
cuidado para que no te vayas a enamorar. Nadie tiene el derecho de mandar a tu
corazón más que tú, pues nadie conoce tus motivos mejor que tú mismo. Eliges tus romances por lo que te hacen sentir no por lo que puedan llegar a
convenir o no. Alguien dijo por ahí que el mundo es de quien se arriesga y
definitivamente un momento de alegría es cien veces mejor que semanas llenas de
agobio pensando en lo que pudo haber sido y un infierno cuando no tienes a
nadie que te comprenda.
Un amigo no te detiene; si no comparte tu opinión te dirá
que lo hagas y que estará ahí para beber cuando sea necesario, pues
eventualmente sabe que será justo embriagarse por cualquiera de los dos resultados sin
importar quién de los dos ignoro a quien. Aunque es posible que los dos se
equivoquen, hay más valor y más fuerza en lo que uno piensa que no habría
podido hacer, inclusive en el tema de la decepción. Esa posibilidad nadie puede
quitártela aunque en un principio lo que hicieras por conseguir lo que querías
haya sido la peor de las ideas.
Un amigo te dice “Puta. Ahora si te volaste la barda, pero
estoy contigo”
Los amigos viven romances parecidos y se toman una copa por la misma razón
Firma Carol
Comentarios
Publicar un comentario