Tajikistan

     


No sabes cuánto lloré aquella noche en la que recibí tu mensaje mientras circulaba por la avenida principal que cruza por tu hotel y mi oficina. No sabía ni porque lloraba y no sabía cuánto hacía que no me permitía una extravagancia de esas. Tu soledad y la mía no era la misma porque tú te movías de lugar y porque yo no podía contar esta historia sin que alguien me viera con lástima porque incluso yo todavía siento que todo esto fue un sueño.
            Acaso esa noche sentí lo mismo que cuando me mostraste la fotografía de África y yo no era más que otra persona que te admiraba y otra tantas de las que encontrabas en un viaje y no volverías a ver. Qué suerte que aún recuerde con tanta sensibilidad aquella fotografía por qué es más fácil que olvide la ciudad aquella en la que vivo a que olvide el afecto que nos dimos. El afecto que te di y que te volvería a dar aún y cuando la primera vez que te fuiste me dejaste en números rojos y no podía hacer nada.
            Recuerdo que no podía pensar. Recuerdo que olvidaste una navaja en un hostal y que yo estaba a un mes de cometer una locura. Recuerdo que te fuiste y me resfrié y que no podía escribir y que no podía contarle a nadie tu historia porque yo estaba como comprometida con un error que si hubieras sido tú otra cosa sería.
            Nueve meses después, como si esto fuera un hijo desgraciado o una bebe que patalea, recuerdo sin una sola catarata como me mirabas. Tienen razón los que dicen que no se olvidan las miradas porque seguramente mientras lo decían sabían igual que yo, que estaban a cuatro metros de caer en un barranco.

            Si me hubieras visto aquella noche me hubieras dado una elección, me habrías dicho que las cosas bonitas no eran para llorar y yo no hubiera podido decirte que te quiero porque no lo entenderías. Algún día abrirán esta habitación y te encontrarán buceando y las camareras nos odiarán más que aquel día pero no podrán detenernos porque tú tienes esa habitación a la que nadie jamás podrá invadir y en la que yo soy tu única victima y solo me queda decir que para esa escena no use un doble. 

Ilusionada y agradecida es mi más común estado de animo
Firma Carol 

Comentarios

Entradas populares