Abismos y huesos rotos



                Necesito tu cuerpo. La cama se hace gigante y en unos lugares es mucho más fría. Da vértigo tocar con una pierna esos hoyos negros de la cama en dónde tú sueles estar cuando vienes a pasar la noche conmigo. Las sabanas tienen abismos y una parte me congela y la otra me quema cuando pienso en lo mucho que quisiera apretarte para poder dormir tranquilo. En todas las escenas tocas a la puerta y yo te recibo. Con el tiempo voy practicando mi euforia, la siguiente vez que te abrace te romperé los huesos porque con los días me doy cuenta de que no solo quiero estar contigo si no que una parte de mí, una parte de mi cuerpo, una parte de mi aferrado orgullo te necesita muchísimo. Pero nunca me he atrevido a decirlo en la puerta ni en el sofá, solo puedo atreverme a hacerlo desde mi cama que es la tuya (más tuya que mía), será que es el sitio en el que he podido conocerte mejor y yo también he podido encontrarme a mí mismo y pienso en la soledad que me atrapa sin darme cuenta. Estoy solo pero vienes y te llevas el frio y las contracciones musculares. Azotas las puertas y desactivas las alarmas porque siempre has sabido despertarte con tiempo suficiente para disfrutarnos otra vez antes de que suene la alarma. Haces y deshaces las ideas y las cortinas. Llenas el baño de tus cosas y cuando voy a oscuras me tropiezo con algún objeto tuyo que me deja pensando en ti de mujer. Me deja pensando en cómo te preparas para tus cosas y en estos últimos días, en cómo te mides para afrontar las cosas cuando yo las hago más difíciles por qué en tu ausencia, soy otro al que lo consume el estrés y se pone como un ser insoportable. Yo exploto al instante y tú vienes y no dices nada y solo dejas que te bese. Si fueras otra y me reprocharas sin corregirme estaríamos como perros y gatos. Me da ansiedad no sentir tu cuerpo, quiero tocarte siempre. Dormir contigo ha sido una experiencia de sueños increíbles. Siempre me topo con algo que me gusta de ti. Tus ojos cerrados, tu espalda desnuda, tus pechos que me hunden en un abismo que me mata cuando no estás. Perdóname por todo el tiempo que he estado distante y no he podido dedicarte más tiempo porque mi trabajo me consume pero no significa que no esté pensando en ti, que no esté deseando verte. Porque necesito tu cuerpo, tu tacto y tu abrazo, porque lo que es cierto es que poder darte los buenos días desarrolla en mí una seguridad para hacer las cosas, para terminar otro día, para no sentir que estoy solo y lo más importante: para recordarme que a esa casa fría y austera la haces muchísima falta. 


Aquí esta tu mexicana
Firma Carol 

Comentarios

Entradas populares