Errores adolescentes




Tengo un problema. Como otros, este es un problema muy diferente. Anoche soñé otra vez lo mismo. Siento que pudiera llegar a ser algo patológico y en el fondo sé que no estoy completamente loco, porque a pesar de todo, yo estoy consciente de las cosas. Yo sé que no estoy enamorado. Que aunque los sueños a veces traduzcan mucho más de la realidad que las mismas palabras, esto no puede ir por ese camino. No puedo seguir soñando lo mismo y seguir pensando que estoy equivocado. Es normal sentir un poco de apego a quien te admira y te respeta; es normal que haya confianza, es normal que sea normal que de repente entre la gente menciones como han sido las cosas. Lo que no es normal es que yo haya sido un absurdo toda la vida. Que ciertos gestos me confundan y me hagan la vida imposible cuando siento que comienzo a desarrollar algo. Algo cercano a la admiración, a la necesidad de la cercanía, al agradecimiento. Siempre he sido una persona obsesiva, enamoradiza, hasta cierto punto dramática, de todo eso y en su punto exacto soy una persona genuina, tan genuina qué podría llegar un día, aprovechar su vuelta en la ciudad, tocar su puerta y decir: Estoy empezando a incubar un amor extraño por usted, me siento como el niño que se enamoró de su maestra en el segundo grado; y como yo sé que esto no puede ser, se lo digo para engañar a la mente con el cuento de que si le cuentas a alguien un sueño esté no se cumplirá, para que yo no piense que puede ser posible y para tener algo de que reírnos después. A la larga hacer la confesión me serviría muchísimo pero al corto plazo no. Porque soy absurdo, tan absurdo que es posible que me esforzará por sobre todas las cosas para agradar más, que me haría el herido aprovechando la crisis que ya se vive en esa oficina, en esta ciudad, en esta vida, para demostrar que dentro de todo lo que también se cree que soy, tengo sentimientos y soy débil cuando de amor se trata, pero solo en casos extremos como cuando dentro de lo laboral uno tropieza en el error adolescente de aceptar gestos y atenciones y devolver una fidelidad a cambio y todos saben que yo no lo planeaba de esta forma, que hemos pasado por algunas cosas que si fuéramos otras personas nos habríamos odiado, que yo conozco las personas con las que soy compatible, que yo no sería un admirador, ni siquiera un candidato a serlo, si yo no hubiera visto como sacaba las garras por mí.



Firma Carol,
Ando queriendo volver 

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