Los caminos de la vida





Estoy a tres pasos de retomar la escritura de nuevo. Quien no puede contar una historia tampoco puede escribirla y entonces no tendrá la fortuna de recordar con mayor precisión sus experiencias. A veces siento que construyo momentos con más consciencia que las demás personas, soy una intensa coleccionista de personajes, de lugares y si veo una oportunidad no la dejo pasar. En las manos llevo diez mil horas de experiencia en diferentes campos, deseo con el estómago nunca estar tan ocupada para dejar de escribir, porque resulta que la vida y la memoria no es como yo pensaba, por qué en diferentes ocasiones dije que jamás iba a olvidar algo y de repente ya no recordaba la esencia o lo importante. Un día comencé a escribir una novela de una persona que tenía ese miedo y para combatirlo utilizaba la técnica de escribir notas con palabras o enunciados claves para recordar a personas y momentos, de repente me convertí en esa persona y ahora solo me queda escribir las experiencias para no olvidar en donde estuve, quien me salvo, a quién herí, quien me llevo entre las patas, a qué país fui a perseguir el amor, qué importancia tuvieron ciertas palabras en mi vida, quien estuvo conmigo, quien me animo y quien me desanimo, qué tomamos juntos, cómo lo hicimos y cuantas veces lo hicimos. En resumidas cuentas llevo un diario y para no perderlo entre los diferentes documentos y las pérdidas que a veces son inevitables lo dejó en la red, navegando en el mundo infinito del internet, conservando la esencia original de hacerlo por amor al arte, sin ninguna intención de que se me reconozca la valentía o la estupidez, autentica y solapada por la imaginación, sincera y volátil, ama de mis decisiones y mis amores furtivos. Solo  soy yo explicándole a mi otro yo y quizá a la Carol del futuro, lo que he tenido en las manos, los principios y los finales de estas historias infinitas.



Vos sabes, que soy de todo menos aburrida
Firma Carol

Comentarios

Entradas populares